Duele decir adiós de eso no hay duda. Duele decirle adiós al pan si eres adicta. Duele desprenderse de las cárceles para ser libres, porque nos olvidamos de volar. Duele darse cuenta de lo equivocadas que estamos a veces. Duele no tener la razón. Duele que las historias no tengan el final que nosotras queríamos. Claro que duele. Duelen las decepciones, las realidades, el caer de golpe y despertar del sueño…o de tu droga. Duele seguir forzando lo que no sirve, lo que no va…porque se rompe y duele aún más.
Pero eso pasa y cuando comienzas a amarte, a reconocerte valiosa, a poner sanos límites, a velar por ti. Cuando te sabes respetada por tu persona, entonces te ocupas de darte lo que necesitas. Cuando te sientes libre y recuerdas el vuelo sin los apegos tóxicos innecesarios y lo aceptas..deja de doler.
¡Te lo juro!
Evlin